Lawrence, MA: Ciudad de los Condenados


Orlando Rosario, Conductor de grúas conoce las calles de Lawrence—sobre todo las más sórdidas—mejor que nadie.

SURGE UNA NUEVA ESPERANZA en enero de 2010 cuando William Lantigua tomó protesta como el primer alcalde nacido en la República Dominicana en la historia de Massachusetts. Muchos residentes de Lawrence creían que habían encontrado a su campeón.

La noche que ganó Lantigua, con un 54% de los votos, Luis Medina, voluntario de campaña del candidato, también nacido en la República Dominicana pero criado en Lawrence, estaba entre la multitud de seguidores de Lantigua convocados en su oficina central en la calle Essex. Cuando se enteraron que había ganado Lantigua, “fue un momento de mucha alegría”, dice Medina, que tiene 44 años y trabaja de electricista sindicalizado en Boston. “Algunas personas empezaron a llorar. Los demás estaban saltando de arriba para abajo”.

Pero la luna de miel fue corta. En seguida, Lantigua generó controversia al tratar de mantener su trabajo de representante del estado mientras realizaba sus actividades de alcalde. Además, se peleó con los departamentos de bomberos y policía, dichos desacuerdos se volvieron acrimonias y personales, y culminaron en una declaración de Lantigua indicando que unos agentes de policía habían intentado atropellarlo usando un coche particular. Después de los primeros dos años de su mandato, Lantigua es el objeto de cuatro intentos de destitución electoral y enfrenta una investigación federal por inconsistencias de financiamiento de su campaña.

UN DIA DE FRÍO EXTREMO, manejamos una camioneta rumbo a comprar heroína. El conductor es un señor musculoso vestido con un viejo chaleco de esquiar y no habla mucho. En el asiento de atrás nos acompaña un hombre de peso-medio de aproximadamente 40 años que tiene la nariz de un luchador, aplastada. Ambos hombres parecen traficantes de poca monta, pero en realidad son miembros de un grupo antidrogas que opera en Lawrence y sus alrededores. (Sus identidades permanecerán incógnitas en este artículo debido al riesgo que esto significaría en cuanto a la efectividad y seguridad tanto personal como de la operación). La venta de drogas en la calle y la violencia que resulta de la misma se encuentra en su peor momento en Lawrence, no obstante, los agentes del grupo antidrogas se enfocan en los jugadores claves del área, así como en aquellos proveedores “pesados” de áreas vecinas.

Los agentes encubiertos van a hacer una “compra controlada” en una casa que se ha identificado como una importante fuente de heroína. Cruzamos el puente, giramos a la izquierda y seguimos por la calle South Union hacia un parque que esta vacío, a excepción de un hombre que pasea a su perro y un señor rechoncho, de 40 y pico años, éste último es el informante que hará la compra. El informante se sube a la camioneta y uno de los agentes del grupo antidrogas conlleva una búsqueda al tiempo que hace bromas al encontrar su celular.

“¿Acaso eso es una pistola?”

“Si, pero tengo permiso”, contesta el informante. Todos se ríen. “Hagamos una compra pequeña”, dice otro agente. “Pues quiero saber de donde proviene, para ver quien hace los envíos”.

Momentos después, el informante se baja de la camioneta y camina hacia la casa. Un señor alto vestido con una sudadera lo saluda a la entrada, donde se encuentran los vehículos, y lo lleva a dentro. Pasan cinco minutos. Mientras mas tiempo pase, la probabilidad de que algo malo está pasando va en aumento. De pronto la puerta se abre y el informante brinca desde el porche alejándose de la casa, camina con la cabeza agachada y las manos en los bolsillos. Una vez dentro del automóvil vemos que trae una bolsita que contiene no mas de un gramo de heroína. Es del tamaño de una goma de lápiz.

“Buen paquete, mano”, dice un agente sentado en el asiento de atrás. “Lo corto de un dedo?” El informante niega con la cabeza. “No chingues con dedos. Nomas con pinches ladrillos”.
 Durante la próxima media hora, los agentes del grupo antidrogas me muestran otra docena de casas en la ciudad donde la venta de drogas de alto volumen se lleva a cabo.

“En Lawrence esto se podría hacer todo el día, todos los días”, dice el conductor. “Una casa al día”.